Hay conciertos que tienen carácter extraordinario por su contenido, y acaso no es siempre ésa la intención original, qué sé yo. El concierto del lunes 27 en el Auditorio, ciclo de la Orquesta Sinfónica de Madrid, tuvo un toque de extraordinario, no tanto por su explícito homenaje a esa enorme figura española que fue don Santiago Ramón y Cajal, como por la significación que tiene asociar este conjunto sinfónico con la figura de Gustavo Gimeno. Ambos están en estos momentos en el foso del Teatro Real, juntos, en plenas sesiones de Eugenio Oneguin, de Chaikovski, reseñado aquí el día 23, tras su estreno. Hoy, día 28, estarán de nuevo allí para la tercera de esas funciones. Pero, además, Gustavo Gimeno será el director musical del Teatro Real, donde reside esta orquesta como titular, a partir de la próxima temporada. ¿Es casualidad que este concierto gire en torno a compositores rusos y tenga como protagonista a Chaikovski, con la inmensidad de su Quinta Sinfonía y la inspiración de piezas concretas para que Stravinski armase su Beso del hada? (…)
Gustavo Gimeno y la Sinfónica de Madrid, preparados para el despegue
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